Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas https://lilianybqd275300.suomiblog.com/el-cabezazo-que-definió-la-copa-del-mundo-54205785